Tratamiento SIBO

Descubre el impacto de la microbiota en tu salud y adéntrate en el conocimiento del SIBO. Te guiaremos a través de síntomas, causas y estrategias de tratamiento, brindándote el apoyo necesario para una salud digestiva plena. 

La microbiota desempeña un papel crucial en la salud, vinculándose no solo al intestino, sino también al sistema inmune, urinario y nervioso, incluso afectando la predisposición a enfermedades como el cáncer. La alteración de la microbiota da inicio al SIBO, un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, cuya prevalencia ha aumentado significativamente.

 

¿Qué es el SIBO?

Se manifiesta como un aumento anormal de la población bacteriana en el intestino delgado, con tres clases principales: hidrógeno, metano y sulfuro de hidrógeno, cada una con síntomas específicos.

¿Cuáles son los síntomas del SIBO?

Varían, pero incluyen hinchazón, dolor abdominal, gases, eructos, acidez y alteraciones en el tránsito intestinal.

 

Descubre las Raíces del SIBO: Diagnóstico, Causas y Estrategias de Tratamiento Integral

Causas del SIBO

Las causas del SIBO pueden dividirse en anatómicas y otras categorías. Las alteraciones anatómicas incluyen problemas con la válvula ileocecal y el síndrome del asa ciega, generando condiciones propicias para el crecimiento bacteriano. Otras causas se agrupan en cuatro categorías: la falta de ácido en el estómago, bilis y enzimas digestivas; la disminución de la motilidad intestinal; la presencia de enfermedades autoinmunes; y factores como la edad avanzada, ciertos medicamentos, enfermedades (hipotiroidismo, diabetes, Parkinson, celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal), falta de actividad física y hábitos alimentarios. Estas causas, cuando no tratadas, pueden contribuir al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO).

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico del SIBO se realiza mediante el Test de Aliento con Lactitol, una prueba de cuatro horas que evalúa la concentración de hidrógeno y metano en la respiración del paciente después de ingerir lactitol. Un aumento significativo en los primeros 90 minutos indica un resultado positivo. Es crucial seguir indicaciones precisas, como restricciones alimenticias y ayuno, para obtener resultados precisos y evitar interpretaciones erróneas. Aunque valioso, el test tiene limitaciones, y la evaluación debe considerar los síntomas individuales y las circunstancias personales.

Tratamiento del SIBO

El tratamiento del SIBO implica dos estrategias clave: el uso de antibióticos durante 7-14 días, adaptados según el tipo de SIBO (hidrógeno, metano, sulfuro de hidrógeno), y una intervención nutricional. La dimensión psicológica también se considera esencial. Además de los antibióticos convencionales, se exploran enfoques herbáceos como el aceite de orégano y la berberina, que ofrecen propiedades antifúngicas y antibióticas. Este tratamiento se aplica de manera cuidadosa y puede incluir combinaciones para potenciar su efectividad.

Dieta para el SIBO

De manera conjunta al tratamiento farmacológico o con herbáceos, encontramos la dieta, que es recomendable que se encargue de realizártela una persona especializada en disbiosis intestinal.

La dieta que más usamos en estos casos es la dieta baja en fodmaps que limita los azúcares fermentables que pueden estar usando nuestras bacterias en exceso como sustrato energético. Es importante destacar que una dieta baja en fodmaps no cura, sino que es ayuda en el tratamiento farmacológico o con herbáceos.

Este tipo de dieta no está hecha para usarla toda la vida, sino que se hace durante un tiempo específico que dura el tratamiento.

En primer lugar, podemos encontrar que se hace una fase uno donde se restringen todos aquellos alimentos que causan este exceso de fermentación. Una vez el SIBO se haya negativizado se comienzan a reintroducir los alimentos de manera progresiva y siempre siguiendo un protocolo para que la microbiota no se vea afectada y la recuperación pueda darse de manera correcta.

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